sábado, 13 de junio de 2020

Cambia tus pensamientos, cambia tu vida

Me encanta leer historia, e inspirarme con las biografías de personas extraordinarias. Uno de las personajes más inusuales sobre los que he leído me inspira, no sólo porque era tan extraordinario, sino también porque era muy ordinario. Santiago Ramón y Cajal era un alborotador innato. En la España rural de los años 1860 no había muchas opciones para los delincuentes juveniles excéntricos. Así, Cajal se encontró en la cárcel cuando tenía 11 años. Cajal era terco y rebelde. ¿Quién hubiera pensado que Santiago Ramón y Cajal no sólo ganaría un día el Premio Nobel, sino que eventualmente sería conocido como el Padre de la Neurociencia Moderna? Cajal tenía poco más de 20 años cuando comenzó a pasar de ser un delincuente juvenil a estudiar medicina tradicional. Hay evidencia de que las vainas de mielina, el aislante graso que ayuda a que las señales se muevan más rápidamente a través de las neuronas, no se terminan de desarrollar en algunas personas hasta que tienen alrededor de 20 años. Esto podría explicar por qué a los adolescentes a menudo se les hace difícil controlar su conducta impulsiva. Las conexiones entre las áreas de intención y control del cerebro no están totalmente formadas. Sin embargo, cuando usas los circuitos de neuronas, parece que ayudas a construir esas vainas de mielina que tienen por encima, sin mencionar que suceden muchos otros cambios microscópicos. Parece que la práctica fortalece y refuerza las conexiones entre las diferentes regiones del cerebro, creando autopistas entre los centros de control del cerebro y los centros que guardan el conocimiento. En el caso de Cajal, parece que sus procesos naturales de maduración, junto con sus propios esfuerzos por desarrollar sus pensamientos, lo ayudaron a controlar su comportamiento integral. Pareciera que la gente puede realzar el desarrollo de sus circuitos neuronales al practicar los pensamientos que utilizan esas neuronas. Todavía estamos en la infancia del entendimiento del desarrollo neural. Una cosa está quedando clara: que podemos modificar significativamente nuestro cerebro cambiando cómo pensamos.

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Cajal conoció y trabajó con muchos científicos brillantes a lo largo de su vida, personas que con frecuencia eran más inteligentes que él.

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Sin embargo, Cajal señaló en su autobiografía que aunque las personas brillantes pueden hacer trabajos excepcionales, como todo el mundo pueden ser indolentes y parcializados. Cajal sentía que la clave de su éxito era su perseverancia, lo que él llamaba la virtud de los menos brillantes, junto con su capacidad para ser flexible y ser capaz de cambiar su mente y admitir sus errores. Cualquiera, decía Cajal, incluso alguien con una inteligencia promedio, puede cambiar su propio cerebro de modo que incluso los menos dotados

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pueden producir abundantes cosechas. Las personas como Charles Darwin, cuya teoría de la evolución lo ha hecho una de las personas más influyentes de la historia humana, con frecuencia son consideradas genios naturales. Les puede sorprender que tal como en el caso de Cajal, Darwin era un mal estudiante en la escuela. Tuvo que salirse de la escuela de medicina, y terminó, para el horror de su padre, yéndose a recorrer el mundo en un viaje como experto en naturaleza del barco. Cuando estaba por su cuenta, Darwin pudo ver con ojos frescos toda la información que estaba recogiendo. Aproximarte al material con el objetivo de aprenderlo por ti mismo te puede llevar a recorrer un sendero único de dominio. Muchas veces, independientemente de lo bueno que sea tu profesor o tu libro, sólo cuando te escapas, y ves otros libros o videos, comienzas a ver que lo que aprendes de un solo profesor, o un solo libro, es una versión parcial de la realidad completa y tridimensional del tema, que se enlaza con muchos otros tópicos fascinantes que tú puedes elegir. Asumir la responsabilidad de tu propio aprendizaje es una de las cosas más importantes que puedes hacer. Santiago Ramón y Cajal entendía profundamente, no sólo cómo hacer ciencia, sino cómo las personas interactúan unas con otras. Él le advertía a los demás alumnos que siempre habrá personas que criticarán o intentarán socavar cualquier esfuerzo que hagas. Esto le sucede a todo el mundo. No sólo a los ganadores del Premio Nobel. Si sales bien en los estudios, las personas que te rodean se pueden sentir amenazadas. Mientras más grandes sean tus logros, más sucederá que otras personas atacarán y degradarán tus esfuerzos. Por otra parte, si repruebas un examen, también encontrarás críticos que te atacarán, diciendo que no tienes lo que hace falta. Con frecuencia nos dicen que la empatía es universalmente beneficiosa. Pero no lo es. Es importante aprender a asumir ocasionalmente un frío desapasionamiento que te ayude no sólo a concentrarte en lo que intentas aprender, sino también a aprender a desconectarte de los demás si te das cuenta de que les interesa rebajarte, porque esa intención es muy común, ya que con frecuencia las personas son tan competitivas como cooperativas. Cuando eres joven, dominar ese desapasionamiento puede ser difícil. Naturalmente nos excitamos con las cosas en las que estamos trabajando, y nos gusta creer que se puede razonar con todo el mundo y que casi todo el mundo tiene buenas intenciones con respecto a nosotros. Como Santiago Ramón y Cajal, pueden sentirse orgullosos de buscar el éxito, precisamente por las

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cosas que hacen que otros digan que no somos capaces de hacer. Enorgullézcanse de quiénes son Ustedes mismos, especialmente, de las cualidades que los hacen diferentes, y úsenlas como su talismán secreto para el éxito. Usen su terquedad natural para desafiar los prejuicios que siempre pueden existir en cuanto a lo que Ustedes pueden lograr. Soy Barbara Oakley. Gracias por Aprender a Aprender. Traducido por Lucía Fernández. Global Translator Community.

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